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viernes, 22 de junio de 2018

CICLOS DE REPRODUCCIÓN ASISTIDA: LA HISTORIA DE MI NUBE VIOLETA

Llegamos al fin de esta mini sección de los Ciclos de Reproducción Asistida con la historia de Mi Nube Violeta, a quien conocí también gracias a la #Infertilpandy en Twitter. Ella es una luchadora que tuvo que superar muchos obstáculos para lograr ser madre. Al final lo logró por medio de un camino que ella no esperaba tener que recorrer pero que hizo que todo valiese la pena.

Gracias por compartir tu historia conmigo, por dejarme plasmarla aquí en mi blog. Gracias por dar voz a la infertilidad y por dar la cara ante una Técnica de Reproducción Asistida que produce cierto "respeto" entre tantas personas. Con tu testimonio ayudas a diario a mujeres y parejas que tienen que afrontar una Ovodonación y eres un pilar fundamental en la #Infertilpandy por tu apoyo y comprensión a todas.

Ciclos de reproducción asistida: La historia de Mi Nube Violeta

Mi llegada al "mundo infértil" fue como por capítulos.

En 2009 fui al ginecólogo para ver si todo estaba bien, pero en un ovario derectaron lo que creyeron un teratoma y me operaron por laparoscopia. La recuperación fue lenta y dolorosa por un problema de cicatrización y tras eso, mis reglas se hicieron interminables e incontrolables en cantidad y duración. Me decían que era normal, pero en las revisiones, descubrieron pólipos y volví a la ruleta de pruebas para otra operación, esta vez una histeroscopia quirúrgica. Ni que decir tiene que el embarazo no llegó, aunque tras las dos intervenciones me aseguraban que mi fertilidad seguía intacta...

Pasamos a Infertilidad con la SS y las pruebas salieron perfectas, por lo que nos metieron en el saco del "Infertilidad de origen desconocido". Pasamos por cuatro IAS llevadas por un equipo (in)humano que me hacía sentir la persona más insignificante y estúpida del mundo. Esa etapa fue la peor de mi vida y empeoraba tras cada negativo.

Por fin pasamos a FIV: una nueva ilusión porque las realizaba una clínica privada concertada con la SS y ese cambio de aires sabía que me vendría bien. Me sentí tratada como una persona, incluso cuando descubrí, al revisar el doctor mi historial, que mi primera operación había sido por endometriosis y habían tocado ambos ovarios. Lo habían tenido delante de sus narices y nadie lo había visto... Ese diagnóstico me hubiese llevado directa a FIV y ahorrado mucho sufrimiento, pero decidimos ser prácticos y continuar porque no podíamos recuperar el tiempo perdido.

Allí hicimos nuestra única FIV que acabó tras la punción al no conseguir más que óvulos inmaduros y diploides. Para entonces ya no me quedaban lágrimas. Habían pasado siete eternos años y estaba más que agotada física y emocionalmente. La SS no nos permitiría hacer la última FIV que entraba por protocolo por mala respuesta y yo tampoco tenía fuerzas ni quería perder más tiempo batallando y esperando resoluciones.

Por nuestra economía sólo podíamos hacer un intento y apostamos todo a la ovodonación, que era la opción que más probabilidad de éxito arrojaba teniendo en cuenta nuestra situación.

Esta decisión no fue fácil, hablamos sobre ello en distintos tiempos. Al principio para mí era ciencia ficción y para él suponía rechazo, pero un día eso cambió y lo vimos como nuestra oportunidad de ser felices de una vez por todas. Nos dimos la mano y acogimos este tratamiento con la mayor de las ilusiones.

Siento como si el relato de mi infertilidad en este punto se llenase de luz y color abandonando las tinieblas justo antes de caer al precipicio.

Esperé un duelo genético que no llegó como yo esperaba, es largo de contar, como todo el tratamiento que si queréis conocer con detalle cuento en mi blog MiNubeVioleta.blogspot.com

Volvimos a la clínica y nos informaron de todo el proceso, firmamos los contratos, consentimientos y la descripción de nuestros fenotipos y grupos sanguíneos y en mi siguiente ciclo comenzamos con la ovodonación, primero preparando mi endometrio para luego esperar a la estimulación de mi donante, fecundar los ovocitos y recibir al embrión.

Desde que me llamaron avisando de cuándo sería la punción de mi hada (como nos gusta llamar a las #Ovogirls a nuestras donantes) y saber de su existencia sentí un vínculo muy especial que me unía a esa chica anónima y un profundo sentimiento de gratitud que espero que la vida le devuelva con miles de cosas buenas.

Fueron diez óvulos maduros que sentí parte de mí desde el primer momento y que tras ser fecundados con los gametos de mi marido dieron lugar a la que hoy es nuestra hija, lo más preciado y precioso de nuestra vida que llena nuestros días de alegría y felicidad.

Soy consciente de que tuve una suerte inmensa, porque aunque llegar hasta aquí no fue fácil ni corto, para muchas personas tampoco la ovodonación es la panacea y hoy día puedo decir que absolutamente todo valió la pena. 

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¿Conocías la historia de Mi Nube Violeta? ¿Y su blog? ¿Si has pasado por un proceso similar, cómo lo has vivido?

CICLOS DE REPRODUCCIÓN ASISTIDA

- Inseminación Artificial
- La historia de Madre Solterona
- Fecundación in Vitro 
- La historia de Una Madre Legal
- Adopción de Embriones 
- La historia de My Baby Comes
- Ovodonación

lunes, 18 de junio de 2018

CICLOS DE REPRODUCCIÓN ASISTIDA: OVODONACIÓN (OVO)

Hoy toca el turno a la última Técnica de Reproducción Asistida de mi mini sección de Ciclos de Reproducción Asistida. Quise comenzar esta sección hablando de las dos principales técnicas que se suelen llevar a cabo y que son más conocidas: IA y FIV, para pasar a comentar otras dos menos conocidas pero igual de exitosas o más: ADE y, hoy, Ovodonación. 

Estas dos últimas son muy desconocidas por muchas personas y, en muchos casos, al implicar donación, muchas parejas no las contemplan. Sin embargo creo que son técnicas muy eficaces y que deben de darse más a conocer. 

Hoy hablamos de Ovodonación, una técnica poco valorada y contemplada por muchas personas pero que ayuda a muchísimas familias a lograr su gran sueño.

Ciclos de reproducción asistida: Ovodonación (OVO)

El proceso de Ovodonación (OVO) es igual que una FIV a simple vista. Sin embargo las dos primeras fases, las de estimulación y punción, no te las realizan a ti, sino a una donante. Mientras, pueden preparar tu cuerpo para la posterior transferencia, que es la última fase. Lo óvulos extraídos a la donante son tratados igual que en una FIV, se juntan en el laboratorio con la muestra de tu pareja o, en el caso necesario, con la muestra de un donante. Y se puede realizar una FIV tradicional o una FIV-ICSI, como ya comenté.

Es un procedimiento caro, de hecho es el más caro, porque incluye una compensación a la donante, ya que no es el mismo proceso el que se realiza cuando se donan semen que cuando se donan óvulos. En algunas clínicas existe la posibilidad de compartir donante. Esto quiere decir que una misma donante puede servir para dos parejas y en ese caso se reparten los óvulos y el gasto es menor.

Además, las clínicas tienen que asegurar una donante que cumpla una serie de requisitos y asegurar unos embriones de calidad. Se busca que la donante tenga las mismas características fenotípicas e inmunológicas que la receptora y las máximas posibilidades de compatibilidad, y suelen tener entre 18-35 años.

Ciclos de reproducción asistida: Ovodonación (OVO)
(Imagen de www.ovodonante.com)

Esta técnica está indicada para mujeres cuya reserva ovárica es muy baja o limitada, mujeres con edad avanzada o con menopausia, mujeres con anomalías genéticas que desean evitar usar sus óvulos para no transferir esas anomalías a sus hijos, mujeres con fallos repetidos en FIV o abortos de repetición y en mujeres con fallo ovárico oculto o con baja respuesta a la estimulación en FIV…
 
Como comenté en el post anterior en el que os hablé de Adopción de Embriones, tanto ADE como OVO implican donación del factor femenino pero mientras que ADE también implica donación del factor masculino, en OVO no tiene por qué darse el caso, se puede usar el semen de la pareja si las circunstancias lo permiten. Lo que las diferencia es que en OVO consigues una cierta cantidad de óvulos que se fecundan y de los que obtienes una cantidad de embriones para tí, mientras que ADE implica sólo la transferencia de un embrión donado. Es decir, la diferencia principal estaría un poco relacionada con el número de embriones, a parte del hecho, insisto, de que en OVO no tiene por qué darse una doble donación como sí sucede en ADE.

En este caso, igual que ocurre con ADE, es un proceso difícil por todo lo que implica a nivel genético y muchas parejas necesitan pasar por un duelo genético antes de llevarlas a cabo, algo que me parece muy normal. Sin embargo, una vez pasado, todas las personas que han recurrido a alguna de estas dos técnicas coinciden en que merece mucho la pena porque al fin y al cabo el factor genético es sólo algo más. Ser padre o madre va mucho más allá de todo eso.

Desde luego, de lo que no cabe duda es de que el mundo de la reproducción asistida ofrece un abanico de posibilidades enormes para todos aquellos que queremos ser padres y por alguna razón no podemos. Es increíble ver cómo evoluciona la ciencia y logra ofrecernos nuevas posibilidades cada día.
 
No te pierdas el próximo post de los Ciclos de Reproducción Asistida en el que Mi Nube Violeta, nos contará su dura historia para ser mamá y todo el proceso y las pruebas a las que tuvo que someterse para lograrlo. ¡Os encantará!
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¿Conocías ésta técnica? ¿Te has realizado alguna o conoces a alguien que lo haya hecho? ¿Ha sido efectiva?

CICLOS DE REPRODUCCIÓN ASISTIDA

- Inseminación Artificial
- La historia de Madre Solterona
- Fecundación in Vitro 
- La historia de Una Madre Legal
- Adopción de Embriones 
- La historia de My Baby Comes
- La historia de Mi Nube Violeta

viernes, 8 de junio de 2018

CICLOS DE REPRODUCCIÓN ASISTIDA: LA HISTORIA DE MY BABY COMES

No hay mejor manera de comprender una Técnica de Reproducción Asistida que conocer la historia de alguien que haya pasado por ella. Estas historias pueden ayudarte a entender, no sólo la parte técnica, sino también la emocional, que es la menos visible y la que más cuesta afrontar. Por ello, hoy he querido contar con Ainhoa, del blog My Baby Comes. Alguien con quien tengo una relación muy especial. Conocí a Ainhoa gracias a la #Infertilpandy en Twitter, enseguida me sentí muy identificada y unida a ella. Ambas buscábamos ser madres solteras. Cuando empezamos a hablar yo ya estaba embarazada, poco tiempo después ella lo consiguió. No sin antes haber pasado por varios Tratamientos de Reproducción Asistida y realizarse diferentes pruebas.
 

Gracias Ainhoa porque siempre has estado, desde el principio. Porque pienso en mi búsqueda y te recuerdo con cariño. Porque aunque no me hice visible hasta que estuve embarazada de tres meses, antes ya os leía, te leía. Y tu blog me acompañó desde tu primer post. Nos hemos visto crecer y hemos visto crecer a nuestros pequeños. Gracias por dejarme compartir tu historia en mi pequeño espacio.

Ciclos de reproducción asistida: La historia de My Baby Comes

Cuando decidí ser mamá, madre soltera por elección, sabía entre poco y nada sobre reproducción asistida. Recuerdo una época en la que incluso mezclaba lo que era una inseminación con una fecundación in vitro… madre mía. Ojalá hubiera sabido sobre este mundo todo lo que sé ahora.

Me adentré en este mundo porque, obviamente, era necesario en mi caso, pero nunca, nunca imaginé lo mucho que me iba a costar y mucho menos que la infertilidad llamaría a mi puerta.

Tenía 38 años, físicamente todo parecía estar bien y de nuevo mi ignorancia me hizo creer que con esto bastaba. Al inicio me realizaron las pruebas “básicas” (¡ja!, mentira… hacen falta muchas más), analíticas, la histerosalpingosonografía… mi útero resultó ser “arcuato”, primer susto. Directamente fui a IAD (inseminación artificial con donante). Qué ilusión tenía, cuantas esperanzas. Mi primera IAD tuvo que ser cancelada, entre los folículos que me veían en cada control (crecieron demasiados) y mis niveles de estradiol, así me lo acosejaron y me comentaron que en las siguientes, me reducirían la dosis hormonal que me pinchaba. Ese fue el primer aviso de que esto no iba a ser sencillo.
 

En total me realizaron cinco IAD, no tuve éxito en ninguna de ella, fueron negativas todas. Mi calidad ovocitaria ya comenzaba a ser preocupante. Yo a esas alturas ya estaba hecha polvo. Lo estoy resumiendo mucho, pero habían pasado muchos meses, muchos problemas y estaba realmente mal anímicamente y fatal económicamente. La Seguridad Social jamás cubrió ninguno de mis tratamientos y, hacer esto sola, es muy duro económicamente también. Era una situación que me mataba de impotencia y rabia. Cuando me aconsejaron pasar a una FIV o ICSI, no supe como encontrar la manera de costearlo. Me daba miedo entrar en un préstamo que me tuviera años pagando y que, en el mejor de los casos, tuviera ese gasto con un bebé que mantener y, en el peor de los casos, que esto no funcionara y me viera ya definitivamente sin recursos para poder continuar. Era angustioso.

Un día escuché hablar sobre la Embriodonación (Adopción de Embriones) y una ventana se abrió de golpe para mi. Ya tenía 40 años y mis óvulos parecían llevar un camino muy diferente al que yo hubiera deseado. Cuando te dicen eso de “infertilidad de origen desconocido” se te vuelve la cabeza del revés. Hablábamos de embriones donados, de buena calidad y mejores resultados que estaban esperando a alguien como yo, con unas ganas locas de ser mamá y mil impedimentos por el camino. He de reconocer que nunca tuve ni he tenido duelo genético, no pensé en ello. Quería ser madre, todo lo que encontrara en el camino para ayudarme a ello sería positivo. Durante cinco intentos había utilizado un donante masculino, pues ahora, esos embriones serían maravillosamente adoptados. Leí mucho sobre Epigenética, eso sí que lo digo, y eso no hizo más que tranquilizarme todavía más. El intercambio genético que se produce durante el embarazo entre madre e hijo es asombroso y, hoy por hoy, puedo confirmarlo.

Me lancé de cabeza a la Embriodonación. Todo era positivo y, encima, muchísimo más económico, pero mucho más. Mi sexto intento fue una transferencia de dos embriones, dos blastos. No hubo suerte… siempre dudé porque no me lo realizaron en mi clínica “de siempre” y nunca me gustó. Hundida de nuevo seguí negándome a tirar la toalla y volví a mi clínica. 

Uní mi séptimo y más desesperado intento a una histeroscopia quirúrgica con scratching endometrial el ciclo anterior a la transferencia y al comienzo de un tratamiento con heparina (Clexane 60) tras descubrir unos problemas de trombofilias. Esta vez seleccionaron dos embriones de +3 días, de 8 células y calidad grado 1 y 2. Y uno, el más bonito del mundo, se quedó conmigo. 

La Embriodonación me hizo mamá, la mamá más feliz del mundo. Tengo la niña más bonita, perfecta y maravillosa que puede existir. Tuve un embarazo y parto perfectos. Mi niña tiene ya 20 meses, la tuve con 41 años y no existe día en el cual no de las gracias por la decisión que tomé. 

Nunca se olvida la lucha, ni las lágrimas, ni el dolor, pero hoy por hoy siento que todo fue por algo, todo fue por ella, todo tuvo sentido. Hay opciones, alternativas… esto no es sencillo, pero tampoco imposible. Y esta felicidad termina curándolo todo. Todo. 

Nunca dejéis de luchar, los sueños pueden hacerse realidad.

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¿Conocías la historia de Ainhoa? ¿Y su blog? ¿Si has pasado por un proceso similar, cómo lo has vivido?

CICLOS DE REPRODUCCIÓN ASISTIDA

- Inseminación Artificial
- La historia de Madre Solterona
- Fecundación in Vitro 
- La historia de Una Madre Legal
- Adopción de Embriones- Ovodonación
- La historia de Mi Nube Violeta 

viernes, 25 de mayo de 2018

CICLOS DE REPRODUCCIÓN ASISTIDA: LA HISTORIA DE UNA MADRE LEGAL

Una vez os he contado lo que es una Fecundación in Vitro, en estos Ciclos de Reproducción Asistida, hoy os presento la historia de Ángela, del blog Una Madre Legal. Una persona con la que me siento muy afín porque tenemos muchas cosas en común. Ambas decidimos ser madres solteras a una edad muy temprana y tuvimos un proceso largo en Reproducción Asistida. Además compartimos muchas cosas a nivel personal, lo que me hace sentirme aún más unida a ella. 

Gracias Ángela por dejar un poquito de ti en mi blog, por contar tu historia y expresar tus sentimientos y pensamientos. Es muy útil para que otras personas en tu misma situación al leerte puedan guiarse y sepan qué pueden hacer si están en esta parte del proceso.

Ciclos de reproducción asistida: La historia de Una Madre Legal

La Fecundación in vitro (FIV) es el tratamiento al que todas las que empezamos el camino de la reproducción asistida desde la Inseminación artificial (IA) no queremos llegar. Yo también soñaba con lograr un positivo en mis primeros tratamientos, es decir, con un embarazo relativamente barato y con poco desgaste. Pero cuando los tres primeros ciclos fallaron, tuve claro que era el momento de dar un paso más. Y es en ese momento donde empiezas a verle el lado bueno a la FIV.

La FIV es el tratamiento de Reproducción Asistida por excelencia

Aunque la IA es una técnica fabulosa, es innegable que la mayoría de embarazos en reproducción asistida se consiguen gracias a una FIV (ya sea con gametos propios o donados). Y es que el porcentaje de éxito de una técnica respecto a otra se duplica en la mayoría de los casos. ¿Entendéis ahora por qué digo que es fácil empezar a verle el lado bueno? El subidón es instantáneo al escuchar que tus probabilidades de éxito han pasado del 20 al 45 por ciento. Pero todo tiene un precio... y no me refiero solo al económico, aunque desembolsar miles de euros y no tener un resultado asegurado es duro.

¡Cuidado! Las hormonas pueden tomar el control

La estimulación para una FIV no es ninguna broma. La cantidad de hormonas que soporta el cuerpo en apenas 10 días es bestial y sería absurdo esperar que no le afectase en todos los aspectos. Si manejar nuestro estado anímico ya es complicado en cualquier situación de presión, hacerlo con las hormonas por las nubes se convierte en misión imposible. Recuerdo especialmente las esperas en la clínica de fertilidad antes de pasar a consulta. Los controles ecográficos tenían lugar casi un día sí y otro también. En aquellos momentos me sentía como una bomba a punto de explotar, y creo que las hormonas tenían mucho que ver.

Pero el estado anímico no será lo único que se resienta. El mayor riesgo físico que corremos quienes nos sometemos a una estimulación de este tipo es el de sufrir el síndrome de hiperestimulación ovárica. Por suerte, los médicos cada vez controlan mejor que la incidencia de este síndrome sea baja. Pero a veces esa cautela choca con nuestras ganas de tener cuantos más ovocitos mejor... Es un sentimiento normal, pero desde la distancia os digo que no desesperéis si en los controles ecográficos no hay demasiados folículos. Solo necesitáis uno bueno.

La punción y el baile de números
 

Tras la estimulación llega el momento que aterra a muchas mujeres. Probablemente ese miedo se deba a que es la primera vez que entráis en quirófano. ¡Tranquilas! Aunque a cualquier procedimiento médico hay que tenerle respeto, lo cierto es que la punción apenas dura un cuarto de hora. Lo difícil viene después.

Lo primero que os dirán es cuantos ovocitos han extraído, y a partir de ahí los números serán vuestra única preocupación. Al día siguiente, os llamarán desde el laboratorio para deciros si todos eran maduros y cuantos han fecundado. Y días después os comunicarán cuantos embriones siguen adelante con su desarrollo. Normalmente esos números seguirán una tendencia decreciente y cada bajada será un motivo de disgusto.

No creo que haya momento de mayor tensión en los tratamientos. Quizás esto sea más duro incluso que la betaespera... Estoy segura de que, si pudiéramos, nos pasaríamos horas mirando a nuestros embriones y analizando que ocurre a pesar de no tener conocimientos de embriología. La tecnología existe, pero por suerte para nuestra salud mental creo que ninguna clínica la ha puesto al alcance del paciente.

La transferencia: el momento clave

Muchas chicas hablan de la transferencia embrionaria como un acontecimiento mágico. Dicen que es el mejor momento de los tratamientos de fertilidad. No lo discuto. Realmente es un instante único, pero nunca pude vivirlo libre de preocupaciones. Cuando entraba a quirófano y veía al embrión, siempre me preguntaba si seguiría vivo unos días más tarde. Y si la responsabilidad era mía si no era así. Espero que ninguna de vosotras comparta esto conmigo. Puede que estéis conociendo a vuestro hijo, y ese recuerdo no se merece estar empañado por nada.

Una vez que el procedimiento acaba, en mi clínica no recomiendan más que 20 minutos de reposo en la habitación del centro antes de retomar el ritmo de vida normal. Tras mi primera transferencia, aproveché que nadie vino a echarme para estar más de media hora. Me hubiera llevado horas allí tumbada. Sin embargo, la segunda vez me costó aguantar siquiera 15 minutos en la cama. Solo quería salir de allí. Los dos tratamientos fueron positivos, así que la conclusión que saqué es que no conviene obsesionarse con esto.

Y ahora sólo queda esperar


Siempre había pensado que las betaesperas de las FIV eran más fáciles que las de IA. Ya sabéis que son algo más cortas... Pero me equivocaba de pleno. Si la betaespera duraba 16 días (IA), me empezaba a poner atacada el décimo día. Si duraba 13 días (FIV), el drama comenzaba el séptimo día y multiplicado por dos. ¿Por qué me ocurría esto? No tengo ni idea.

Nunca conseguí llegar a la beta sin hacer test de embarazo en casa. Tuve suerte y vi todos los positivos que no había visto en mis tratamientos anteriores. Pero que una FIV no funcione a la primera tampoco es motivo para desanimarse. Ningún tratamiento de reproducción asistida es infalible. De hecho, mi primer positivo acabo en aborto y sólo dos meses después estaba embarazada de mi hija.  


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¿Conocías la historia de Ángela? ¿Y su blog? ¿Si has pasado por un proceso similar, cómo lo has vivido?

CICLOS DE REPRODUCCIÓN ASISTIDA

- Inseminación Artificial
- La historia de Madre Solterona
- Fecundación in Vitro
- Adopción de Embriones 
- La historia de My Baby Comes
- Ovodonación
- La historia de Mi Nube Violeta  

lunes, 21 de mayo de 2018

CICLOS DE REPRODUCCIÓN ASISTIDA: FECUNDACIÓN IN VITRO (FIV)

Esta semana en el blog, continuamos con esta mini sección de Ciclos de Reproducción Asistida. Y lo hacemos con una técnica muy especial para mí, la Fecundación in Vitro. Y digo especial porque gracias a ella hoy soy mamá.

Lo cierto es que, a priori, cuando empecé a tener nociones sobre Reproducción Asistida esta técnica es la que más oía/leía, además suele ser la que más se ve por televisión también, en documentales, series, películas... Aunque en muchos casos se tiende a confundir con Inseminación Artificial por parte de muchas personas. Sin embargo, como ya sabréis la mayoría, son bien distintas entre sí.

Ciclos de reproducción asistida: Fecundación in vitro (FIV)

La Fecundación in Vitro (FIV) es una técnica más compleja y agresiva para la mujer y con un coste bastante más elevado que el de una Inseminación Artificial (IA). Consiste en la extracción de ovocitos de los ovarios de la mujer para ponerlos en contacto con los espermatozoides en el laboratorio. De esos ovocitos fecundados se conseguirán los embriones que serán transferidos al útero de la mujer. En este caso, como en la IA, se puede utilizar semen del cónyuge o de un donante


Este proceso implica tres fases:

1 - Estimulación: En una FIV sí se requiere el uso de hormonas de forma obligatoria puesto que se pretende un desarrollo folicular múltiple. La mayoría de los médicos consideran que la cantidad de ovocitos adecuados ronda entre 8-12 pero el número puede variar debido a numerosos factores. Lo importante no es la cantidad de ellos sino su calidad. Esta fase suele durar entre 10-12 días, aunque depende mucho de la respuesta que va teniendo cada mujer. La fase de estimulación se controlará, como en IA, con controles ecográficos y, además, con analíticas hormonales.

2 - Punción ovárica y desarrollo de embriones: Tras el proceso de estimulación, cuando los ovocitos han alcanzado el tamaño adecuado, se realiza la punción folicular para extraer dichos ovocitos de los ovarios de la mujer. Este proceso se realiza en quirófano y normalmente se suministra una sedación suave para evitar las molestias. No tiene una duración excesiva y tras un tiempo de reposo se puede volver a casa sin problema. Sé que puede parecer algo bastante duro pero lo cierto es que se pasa sin problemas y, en la mayoría de casos, no tienes por qué enterarte de nada. 


Tras esto, en el laboratorio, se prepara el semen para seleccionar los espermatozoides más adecuados para fecundar esos ovocitos. Esto se puede hacer mediante dos procesos: fecundación in vitro convencional (se pone en una placa de Petri un óvulo y una cantidad determinada de espermatozoides con el fin de que ellos, por si solos, fecunden el óvulo) o por microinyección espermática (ICSI) (se introduce un espermatozoide seleccionado en el ovocito directamente). Algunas clínicas utilizan ambos procesos a la vez. Al día siguiente de la punción, ya se puede saber el número de óvulos que han sido fecundados y, por tanto, el número de embriones con el que contamos, pero se suelen mantener entre 3-5 días en la incubadora para observar su desarrollo


Es importante tener en cuenta que no todos los ovocitos que el médico pueda apreciar a través de la ecografía son extraíbles. Muchos no alcanzan el tamaño adecuado y, por tanto, no los sacan. Y una vez sacados no todos los ovocitos son válidos por distintas razones. Además, hay que tener en cuenta que muchas mujeres desarrollan el Síndrome de Hiperestimulación Ovárica (SHO), que consiste en una estimulación excesiva de los ovarios, y en estos casos los médicos prefieren no sacar todos los ovocitos para que no surjan mayores complicaciones y que el cuerpo se recupere mejor.

3 - Transferencia embrionaria: Tras la evolución de los embriones, se depositan en la cavidad uterina. Lo normal suele ser transferir uno o dos. Este proceso es indoloro, por lo que no necesita sedación. Se realiza en quirófano, sobre todo por la proximidad con la zona del laboratorio ya que los embriones no deben salir de esa zona hasta el momento indicado. Tras la transferencia se suele aconsejar mantener reposo relativo el día de la transferencia y el posterior y, además, se recomienda evitar esfuerzos, mantener relaciones sexuales y realizar actividades físicas intensas.  


Los embriones sobrantes que no han sido transferidos son criopreservados mediante vitrificación (congelación rápida) para conservarlos y transferirlos en un ciclo posterior sin necesidad de pasar por las fases previas. También existe la posibilidad de donar esos embriones sobrantes a la ciencia o a otra pareja, si es que no queremos guardarlos para nosotros. Esta criopreservación también tiene un coste que suele ser anual, por lo que debemos renovar cada año su conservación.

Esta última fase no siempre se realiza tras las otras dos. Hay veces que determinados factores hacen que no sea posible transferir tras la punción, como en los casos de Síndrome de Hiperestimulación Ovárica (SHO). En casos como éste lo recomendable es criopreservar los embriones y cuando los ovarios de la mujer están recuperados se prepara su cuerpo en un ciclo sustitutivo, con un proceso similar al que se sigue para una IA (con hormonas o sin ellas, dependiendo de cada caso). Tras ello se realiza la transferencia embrionaria, descongelándose los embriones el mismo día de la punción o 2 días antes si los embriones fueron congelados a día 3 y queremos que evolucionen más. Es importante, en cualquier caso, que el cuerpo de la mujer esté en las condiciones óptimas para llevar a cabo el proceso. Hay veces que las ganas y las ansias de ser madres pueden más, pero debemos pensar que lo importante es que estemos bien para que nuestro cuerpo responda al tratamiento de la mejor manera posible. 

Esta técnica está indicada para casos más complejos como ausencia o lesión de las trompas de Falopio, fracasos tras IA, trastornos ovulatorios y/o inmunológicos, disminución de la cantidad, movilidad y anomalías de los espermatozoides, endometriosis u otras causas de infertilidad o esterilidad. Y como en la IA, también se utiliza el semen de un donante en algunos casos como factor masculino severo, mujeres solas o parejas homosexuales femeninas.

En este último caso (parejas homosexuales femeninas) se puede llevar a cabo el método ROPA. Este método consiste en que a una de las dos mujeres se le realiza el proceso de estimulación y punción ovárica, pero es la otra mujer a la que se le realiza la transferencia embrionaria (tras un proceso parecido al de una IA) de forma que ambas mujeres están involucradas directamente en el proceso. 


No te pierdas el próximo post de los Ciclos de Reproducción Asistida en el que Ángela, del blog Una Madre Legal, nos contará su paso por Reproducción Asistida y todo lo relativo a su Fecundación in Vitro. ¡Os encantará!
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¿Conocías ésta técnica? ¿Te has realizado alguna o conoces a alguien que lo haya hecho? ¿Ha sido efectiva?

CICLOS DE REPRODUCCIÓN ASISTIDA

- Inseminación Artificial
- La historia de Madre Solterona
- La historia de Una Madre Legal
- Adopción de Embriones 
- La historia de My Baby Comes
- Ovodonación 
- La historia de Mi Nube Violeta

viernes, 11 de mayo de 2018

CICLOS DE REPRODUCCIÓN ASISTIDA: LA HISTORIA DE MADRE SOLTERONA

Tras contaros qué es la Inseminación Artificial hoy vengo a mostraros la historia de Rocío, del blog Madre Solterona. Una mujer que con 30 años decidió que su momento para ser madre había llegado. Pero no voy a contar mucho más sobre ella porque prefiero que sea ella misma quien os cuente su historia, sus sentimientos, qué le llevó a elegir la maternidad en solitario y por qué se decidió por la Inseminación Artificial y no cualquier otra técnica.

Sólo me queda agradecerle a Rocío, una vez más, su colaboración con mi blog, mi pequeñospacio. Gracias por visibilizar, por dar voz y por estar siempre dispuesta a cualquier cosa que te pido. ¡Eres genial! Ahora os dejo con ella y con su testimonio, porque la mejor forma de entender las cosas, muchas veces, es conociendo las experiencias de otras personas que hayan pasado por ahí.

Ciclos de reproducción asistida: La historia de Madre Solterona

No es la primera vez que escribo sobre mi inseminación artificial, pero cuando Andrea (alias Mamá Pingüino) me pidió que contara mi caso en su blog, sentí que debía hacer algo diferente. Esta vez quería contar una versión más íntima de mi experiencia, menos técnica, reflejando ese sentimiento de amor sin precedentes que siento ahora, cada día. Porque la reproducción asistida no es solo un trámite o un negocio, que también, pero es mucho más que eso.

La inseminación artificial, en mi caso, empezó como un pensamiento, un quizás. Un anhelo disfrazado de locura, un deseo que se fue transformando en fuerza y determinación, y que finalmente me convirtió en lo que soy ahora: la orgullosa y feliz mamá de Lara. Para las que no me conozcáis, tengo 32 años, me llamo Rocío, y tengo una bebota sana y maravillosa de 7 meses y medio.


1 - LA DECISIÓN

Quizás siempre hayáis querido tener hijos. O quizás no, y el instinto os viene de nuevas. Pero en cualquier caso, nadie pondrá en duda que es muy fuerte pasar del "quiero ser mamá" al "quiero ser mamá ya". Es un pequeño matiz, pero lo cambia TODO.

Yo llevaba unos añitos pensando en eso de la maternidad, pero nunca era el momento: que si vivía en el extranjero lejos de la familia, que si sería bueno o no para mi carrera, que si no tenía pareja, que si sí tenía pareja pero la cosa no estaba aún tan seria como para plantearse hijos... Realmente, creo que el momento perfecto no existe, y que somos muchas las que nos decidimos hacerlo simplemente cuando un día nos levantamos por la mañana sintiéndonos "preparadas y punto", da igual todo lo demás.

Yo me decidí a ser mamá a los 30 años, con un buen trabajo, pero que me obligaba a vivir a caballo entre España y USA; y soltera, recientemente salida de una mala relación. ¿Os suena al momento perfecto? Os adelanto que durante mi embarazo viajé mucho, fui ascendida en el trabajo, sufrí pseudo-mobbing, me mudé definitivamente a España y me compré una casa. Y tras dar a luz fui despedida, encontré un nuevo trabajo y monté mi propio negocio paralelamente.


No sé si mi historia encaja o no con "el momento perfecto", pero creedme: al final, para mí sí resultó serlo, y si pudiera volver atrás en el tiempo no cambiaría NADA 


2 - LA INSEMINACIÓN ARTIFICIAL
 

La decisión estaba tomada, ahora tocaba ponerse manos a la obra. Como os comentaba, con 30 añitos sentí que había llegado mi momento de ser madre, y no me pareció que debiera esperar a encontrar pareja para ello.

Además, aunque hubiera tenido pareja, habría tenido que recurrir a la reproducción asistida igualmente, porque aunque no me gusten las etiquetas, debo decir que soy 90% lesbiana, aproximadamente xD

Total, que pedí cita en un par de clínicas y fui a informarme. Estaba muy sana y muy fértil, que aunque suene raro dicho así, es una suerte maravillosa y una de las cosas que más agradezco en la vida. Aunque existen otras técnicas de reproducción asistida, me recomendaron la inseminación artificial por mi edad, mi buena salud, y por ser el método más sencillo, barato y menos intrusivo de todos.

Desde mi primera cita en la clínica hasta que me inseminé, pasaron unos 5 meses, en los que me hicieron varias ecografías, una citología, múltiples analíticas y una histerosalpingografía. Podría haber resuelto todo en un par de meses, pero como estaba siempre yendo y viniendo por trabajo, la cosa se demoró un poco más. De todas formas creo que me vino bien la espera, porque así pude asegurarme de que tenía las cosas claras en mi cabeza, y preparar a mi familia para lo que estaba por llegar

Mi inseminación fue en diciembre de 2016. Me pinché las hormonas, fui a las citas de control, y me inseminaron justo un día después de mi cumpleaños. Es raro estar en una consulta, abierta de piernas, con dos doctoras hablando tranquilamente del "disparo" que potencialmente cambiará tu vida (sí, lo llamaban así). La inseminación en sí fue un momento, cosa de unos 10 minutos, ¡pero vaya 10 minutos! No sé explicar muy bien lo que sentí en ese momento, pero creo que no me equivoco si digo que fue una mezcla de emoción e incertidumbre muy muy grande.


Madre solterona 1

3 - LA BETAESPERA

La betaespera es ese periodo tras la inseminación y antes del test de embarazo, en el que podrías o no estar embarazada. Te dicen que hagas vida normal, pero yo creo que a todas nos cuesta un poco ponerlo en práctica. Es inevitable obsesionarte al menos un poco con cualquier pinchacito o cosquilleo por la zona de los ovarios, incluso anhelar cierta angustia mañanera que confirme la buena noticia.

Yo síntomas pocos. Preguntaba a mis amigas, y después mis amigas me han preguntado a mí, si sentía esto o aquello en la betaespera, como si comparando nuestras experiencias pudiéramos descubrir si estamos o no embarazadas. Cada mujer es diferente, e incluso cada embarazo en la misma mujer es diferente también, así que no: preguntar y comparar no sirve de mucho ni lleva a ninguna conclusión fiable.

Durante mi betaespera , y dejando a un lado eso de intentar identificar síntomas a toda hora, había un par de cuestiones que no se me iban de la cabeza... Poca gente se queda embarazada a la primera, hay que estar preparada para el NO, e incluso para abortos en las primeras semanas. En los mejores casos, el porcentaje de éxito es del 20%, así que si no conseguía el positivo esta vez, lo intentaría de nuevo en el próximo ciclo; aunque si volvía a fallar, los dos siguientes los perdería por viajes de trabajo... En fin, me daba miedo ese NO, me daba miedo perder la fuerza y la determinación si me encontraba con varios negativos en mi camino. Sin embargo, he vivido de cerca un par de procesos complicados de amigas, y leído sobre muchos otros, y una cosa me ha quedado bien clara: a pesar del dolor, las mujeres somos infinitamente más fuertes de lo que creemos, y sí, duele, pero al final vale MUCHO la pena. Y si no, que se lo digan a la luchador y valiente Andrea, con su Bebé Pingüino ¿Y si mi sueño se cumplía? ¿Y si sí estaba embarazada? ¡Wow! Sería la mujer más afortunada del Universo. Incluso ahora, pensando en cómo me sentí entonces, me bloqueo y me quedo medio boba, como en un trance de felicidad, sin palabras
 

4 - EL TEST DE EMBARAZO

Me dieron cita 17 días después de la inseminación para hacerme una analítica de sangre que revelaría si estaba o no embarazada; a no ser que me bajara la regla antes, en cuyo caso debía llamarles para comenzar con las hormonas de ese nuevo ciclo.

Típico de mí: no aguanté. Apenas 12 días después de la inseminación, antes de lo recomendado, me hice un test en casa. El primer test de embarazo de mi vida, sola en casa, nerviosa, no sabía bien como usarlo, me mojé las manos sin querer, intenté no mirar durante los minutos que se supone hay que esperar, y por supuesto tampoco aguanté. Era positivo. POSITIVO. Era muy tenue, muy muy tenue, pero se veía la rayita, y según las instrucciones eso significa POSITIVO.

Sé que hablé con un par de amigas, pero la verdad es que lo recuerdo todo como en un sueño. Se lo conté a mi madre y aguanté unos días más hasta tener los resultados de la analítica para hacer "oficial" la noticia, pero finalmente así fue: me quedé embarazada en mi primera inseminación artificial.



Hoy escribo estas líneas mientras Lara duerme en mi regazo. No hay nada más maravilloso, intenso, dulce, increíble y brutal en la vida.


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¿Conocías la historia de Rocío? ¿Y su blog? ¿Si has pasado por un proceso similar, cómo lo has vivido?

CICLOS DE REPRODUCCIÓN ASISTIDA

- Inseminación Artificial
- Fecundación in Vitro 
- La historia de Una Madre Legal
- Adopción de Embriones 
- La historia de My Baby Comes
- Ovodonación
- La historia de Mi Nube Violeta 

lunes, 7 de mayo de 2018

CICLOS DE REPRODUCCIÓN ASISTIDA: INSEMINACIÓN ARTIFICIAL (IA)

Cuando deseas ser madre y tienes que llevarlo a cabo mediante Reproducción Asistida, tanto si quieres ser madre soltera como si sois una pareja, se abre un mundo de muchas posibilidades. Al principio todo da un poco de vértigo y asusta. Los médicos te hablan de técnicas, procedimientos, medicamentos... y tú no entiendes demasiado. Pero todo es mucho más sencillo de lo que parece. 

Para poder esclarecer un poco las dudas que hay al respecto y, sobre todo, si estás empezando, he decidido dedicar unos posts especiales a explicar las distintas técnicas de Reproducción Asistida que hay. Todo así entre nosotros, de una forma amena. No soy médica ni experta en el tema, siempre lo digo, pero como persona que ha pasado por ahí y que está involucrada en todos estos aspectos creo que puedo darte una visión un poco más clara y menos técnica de los procesos. 

Voy a tratar estos temas durante cuatro semanas alternas. Cada semana hablaré de uno de los principales Tratamientos de Reproducción Asistida y la historia de una persona que haya pasado por él, para que conozcáis distintas realidades. Todas muy diferentes entre sí pero con el mismo objetivo común: ser madres.

En el post de hoy doy comienzo a estos Ciclos de Reproducción Asistida con una de las técnicas más conocidas y usadas, la Inseminación Artificial

Ciclos de reproducción asistida: Inseminación Artificial (IA)

La Inseminación Artificial (IA) es la técnica de Reproducción Asistida más básica y económica. Es bastante sencilla y es muy poco agresiva para la mujer. También es la más utilizada. Consiste en introducir en el útero de la mujer una muestra de semen, que puede ser de la pareja (IAC) o de un donante (IAD).

De forma natural, las mujeres solemos producir varios folículos de los cuales sólo uno es el dominante. Cuando éste folículo alcanza el tamaño adecuado se "rompe" y libera el óvulo que hay en su interior. Con esta técnica, lo que se pretende es que haya un mayor número de folículos dominantes para aumentar las posibilidades de embarazo y se puede realizar de dos formas: con la administración de hormonas o sin ellas.

Lo más habitual es que se realice con hormonas porque, como he comentado antes, el propósito de la IA es conseguir al menos 2-3 folículos de un tamaño óptimo. Aunque en muchos sitios con 3 folículos ya se plantean el cancelar el ciclo, por la posibilidad de un embarazo múltiple. 

Estas hormonas son, en la gran mayoría de los casos, inyectables. Y aunque pueda asustar un poco el tema de tener que manejar agujas y auto pincharse, lo cierto es que no es para tanto. En muchas parejas, él la ayuda a ella a pincharse. En el caso de madres solteras muchas veces son las madres las que ayudan. En mi caso siempre preferí pincharme yo sola. Y, como digo, tras el primer pinchazo luego todo fue coser y cantar. Si para ti es algo superior y te cuesta mucho intenta verlo de esta forma: es el paso necesario para lograr a tu bebé. Existen numerosas hormonas para lograr esto y cuáles tengas que usar y la cantidad va a depender del protocolo de tu médico y de muchos factores como tus propias características personales y la evolución que va teniendo tu cuerpo durante el tratamiento. Así que, en este aspecto, es importante no compararte con lo que le puedan prescribir a otras mujeres.

En algunos casos puntuales ésta técnica se realiza sin hormonas. Suele darse cuando una mujer es muy regular, ya que es importante saber cuándo se va a ovular. 

En ambos casos, el ciclo se va controlando mediante ecografías que muestran el estado y crecimiento de los folículos y del endometrio (que es el lugar donde tiene que implantarse el embrión). Cuando el cuerpo de la mujer está preparado y la ovulación está en camino es cuando se introducen los espermatozoides en su útero mediante un catéter. Estos espermatozoides han sido previamente tratados en el laboratorio. Se suele hacer una especie de centrifugado que consiste en atraer sólo los que son aptos y desechar aquellos que no sirven. El proceso de la IA se realiza en la propia consulta. Es un proceso indoloro y muy rápido que no requiere de una gran preparación ni anestesia.

En cuanto a si es efectivo o no tener más o menos folículos os diré que la realidad es que depende de cada cuerpo y cada mujer. Como ejemplo, y bajo mi experiencia propia, os puedo decir que en mi caso no ha dependido de ello. En mi 5ª IAD fui con 1 sólo folículo y me quedé embarazada (cierto que lo perdí, pero eso no tiene nada que ver con esto) y en mi 6ª IAD fui con 3 folículos y no conseguí el embarazo. Por tanto, las posibilidades de éxito de esta técnica, como del resto, dependen de numerosos factores.

Tras realizarte una IA no tienes que tener ningún cuidado especial. Puedes seguir tu ritmo de vida habitual, ya que no requiere reposo ni cuidados extras. Sólo deberás esperar unos 15 días para realizarte un test de embarazo. En muchas clínicas te recomiendan complementar el test con una analítica de embarazo. Lo que se conoce como la Beta (hCG). Yo recomiendo hacerla siempre. En mi caso, en la SS, nunca lo pautaban. Y en el privado tampoco me lo mandaron. Sin embargo, en lo 5ª IAD que fue positiva decidí hacérmela porque me hacía ilusión. Gracias a esta analítica supe que el valor de la hormona de embarazo en sangre era tan leve que mi embarazo no había prosperado. Por eso creo que puede ser muy útil para todas.

Esta técnica está indicada para casos más sencillos o problemas de infertilidad que no requieran de una técnica más específica como alteración de la ovulación, disminución en la cantidad y movilidad de los espermatozoides y/o anomalías de los mismos… También se usa en casos de azoospermia, alteraciones cromosómicas o genéticas y riesgo de transmisión hereditaria de algún tipo de patología. Es estos últimos casos de utiliza el semen de un donante. También es la técnica más usada por madres solteras. 

En mi caso, con una trompa obstruida y síndrome de ovarios poliquísticos (SOP) me realicé 6 inseminaciones. Sólo una de ellas fue positiva. Ambos problemas hacen que muchos médicos pasen directamente a recomendar FIV pero lo cierto es que, si los ciclos están bien controlados, no hay por qué descartar una IA tan a la ligera porque es totalmente válida. Y si se tienen en cuenta las características especiales que puede suponer tener SOP o una trompa obstruida, el porcentaje de éxito no tiene por qué disminuir.

Es importante tener claro, y ser muy consciente, de que no todas las técnicas son aptas para todas las personas, dependerá del estado de cada cuerpo y de las indicaciones de los médicos especialistas, pero no hay duda de que es importante (y necesario) que se conozcan todas las posibilidades que existen.

No te pierdas el próximo post de los Ciclos de Reproducción Asistida en el que Rocío, del blog Madre Solterona, nos contará su historia sobre su Inseminación Artificial. ¡Os encantará!

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¿Conocías ésta técnica? ¿Te has realizado alguna o conoces a alguien que lo haya hecho? ¿Ha sido efectiva?

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