viernes, 22 de junio de 2018

CICLOS DE REPRODUCCIÓN ASISTIDA: LA HISTORIA DE MI NUBE VIOLETA

Llegamos al fin de esta mini sección de los Ciclos de Reproducción Asistida con la historia de Mi Nube Violeta, a quien conocí también gracias a la #Infertilpandy en Twitter. Ella es una luchadora que tuvo que superar muchos obstáculos para lograr ser madre. Al final lo logró por medio de un camino que ella no esperaba tener que recorrer pero que hizo que todo valiese la pena.

Gracias por compartir tu historia conmigo, por dejarme plasmarla aquí en mi blog. Gracias por dar voz a la infertilidad y por dar la cara ante una Técnica de Reproducción Asistida que produce cierto "respeto" entre tantas personas. Con tu testimonio ayudas a diario a mujeres y parejas que tienen que afrontar una Ovodonación y eres un pilar fundamental en la #Infertilpandy por tu apoyo y comprensión a todas.

Ciclos de reproducción asistida: La historia de Mi Nube Violeta

Mi llegada al "mundo infértil" fue como por capítulos.

En 2009 fui al ginecólogo para ver si todo estaba bien, pero en un ovario derectaron lo que creyeron un teratoma y me operaron por laparoscopia. La recuperación fue lenta y dolorosa por un problema de cicatrización y tras eso, mis reglas se hicieron interminables e incontrolables en cantidad y duración. Me decían que era normal, pero en las revisiones, descubrieron pólipos y volví a la ruleta de pruebas para otra operación, esta vez una histeroscopia quirúrgica. Ni que decir tiene que el embarazo no llegó, aunque tras las dos intervenciones me aseguraban que mi fertilidad seguía intacta...

Pasamos a Infertilidad con la SS y las pruebas salieron perfectas, por lo que nos metieron en el saco del "Infertilidad de origen desconocido". Pasamos por cuatro IAS llevadas por un equipo (in)humano que me hacía sentir la persona más insignificante y estúpida del mundo. Esa etapa fue la peor de mi vida y empeoraba tras cada negativo.

Por fin pasamos a FIV: una nueva ilusión porque las realizaba una clínica privada concertada con la SS y ese cambio de aires sabía que me vendría bien. Me sentí tratada como una persona, incluso cuando descubrí, al revisar el doctor mi historial, que mi primera operación había sido por endometriosis y habían tocado ambos ovarios. Lo habían tenido delante de sus narices y nadie lo había visto... Ese diagnóstico me hubiese llevado directa a FIV y ahorrado mucho sufrimiento, pero decidimos ser prácticos y continuar porque no podíamos recuperar el tiempo perdido.

Allí hicimos nuestra única FIV que acabó tras la punción al no conseguir más que óvulos inmaduros y diploides. Para entonces ya no me quedaban lágrimas. Habían pasado siete eternos años y estaba más que agotada física y emocionalmente. La SS no nos permitiría hacer la última FIV que entraba por protocolo por mala respuesta y yo tampoco tenía fuerzas ni quería perder más tiempo batallando y esperando resoluciones.

Por nuestra economía sólo podíamos hacer un intento y apostamos todo a la ovodonación, que era la opción que más probabilidad de éxito arrojaba teniendo en cuenta nuestra situación.

Esta decisión no fue fácil, hablamos sobre ello en distintos tiempos. Al principio para mí era ciencia ficción y para él suponía rechazo, pero un día eso cambió y lo vimos como nuestra oportunidad de ser felices de una vez por todas. Nos dimos la mano y acogimos este tratamiento con la mayor de las ilusiones.

Siento como si el relato de mi infertilidad en este punto se llenase de luz y color abandonando las tinieblas justo antes de caer al precipicio.

Esperé un duelo genético que no llegó como yo esperaba, es largo de contar, como todo el tratamiento que si queréis conocer con detalle cuento en mi blog MiNubeVioleta.blogspot.com

Volvimos a la clínica y nos informaron de todo el proceso, firmamos los contratos, consentimientos y la descripción de nuestros fenotipos y grupos sanguíneos y en mi siguiente ciclo comenzamos con la ovodonación, primero preparando mi endometrio para luego esperar a la estimulación de mi donante, fecundar los ovocitos y recibir al embrión.

Desde que me llamaron avisando de cuándo sería la punción de mi hada (como nos gusta llamar a las #Ovogirls a nuestras donantes) y saber de su existencia sentí un vínculo muy especial que me unía a esa chica anónima y un profundo sentimiento de gratitud que espero que la vida le devuelva con miles de cosas buenas.

Fueron diez óvulos maduros que sentí parte de mí desde el primer momento y que tras ser fecundados con los gametos de mi marido dieron lugar a la que hoy es nuestra hija, lo más preciado y precioso de nuestra vida que llena nuestros días de alegría y felicidad.

Soy consciente de que tuve una suerte inmensa, porque aunque llegar hasta aquí no fue fácil ni corto, para muchas personas tampoco la ovodonación es la panacea y hoy día puedo decir que absolutamente todo valió la pena. 

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¿Conocías la historia de Mi Nube Violeta? ¿Y su blog? ¿Si has pasado por un proceso similar, cómo lo has vivido?

CICLOS DE REPRODUCCIÓN ASISTIDA

- Inseminación Artificial
- La historia de Madre Solterona
- Fecundación in Vitro 
- La historia de Una Madre Legal
- Adopción de Embriones 
- La historia de My Baby Comes
- Ovodonación

2 comentarios:

  1. Vaya lección de lucha y de fortaleza, me quito el sombrero! Qué bonito leer que ahora estáis felices con vuestra hija y todo valió la pena. Ole, ole y ole, un abrazo!

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    Respuestas
    1. Lo es, Nube es una mujer valiente y luchadora. Y encima la vida le recompensó siendo madre otra vez hace poquito. ¡Es maravillosa!

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