lunes, 11 de junio de 2018

PRIMERA VISITA AL ODONTOPEDIATRA: MI BEBÉ TIENE CARIES

¿No os ha pasado alguna vez que a pesar de estar muy informados sobre algún tema luego no lo aplicáis? Pues eso me ha pasado a mi. Y muy mal.
 

Siempre he sabido la importancia de una buena higiene bucal y dental para todos, incluso para los más pequeños. Yo he tenido la suerte de tener una boca sana y a mis 31 años no he tenido ni una sola caries. Y eso que en ocasiones reconozco que he sido un poco vaga y me he limpiado los dientes muy por encima y no de la forma adecuada.

Sabía que se recomendaba que los bebés se limpiaran la boca aún cuando no tuvieran dientes. Que era recomendable usar una gasita o una cepillo dedal. Y luego, ya con el primer diente, usar cepillos para bebés. La teoría me la sé a la perfección, como veis. Pero la realidad es que lo fui dejando. No le di importancia. Me parecía demasiado pequeño. Y me equivoqué.


Primera visita al odontopediatra: Mi bebé tiene caries

Sobre el primer año de edad de mi hijo empecé a ver qué algunos de sus dientes superiores (principalmente los incisivos centrales y laterales de arriba) estaban cambiando de color. Era como un amarillo sucio. Al principio pensé que eran restos de comida o suciedad por ese tema. De hecho me daba la sensación de que algunos días estaban más blancos que otros. Tampoco él me daba pie a que pudiera mirarle bien la boca.

Tengo que decir que a sus 12 meses mi hijo ya tenía casi todos los dientes y muelas. Habíamos estado con LME hasta los 6 meses y a partir de ahí iniciamos la alimentación complementaria aunque nunca dejé de darle el pecho a demanda. Y demandaba mucho, pese a la comida. No se saciaba del pecho en ningún momento, y mucho menos por la noche.

A los 18 meses le llevé a un Pediatra a que le hiciese una revisión general. Para ese momento los dientes que he comentado antes ya tenían un tono más marrón. Marrón clarito, diría yo. Y ya tenia muy claro que no eran restos de comida sino algo más. Efectivamente. El Pediatra, que con mucho esfuerzo pudo verle algo mejor que yo la boca, me confirmó que parecía ser falta de pigmento, es decir caries. Me dijo que solían salir por tres razones principales: uso de biberón, ingesta de dulces o de zumos azucarados industriales. En nuestro caso no cumplíamos ninguno de los tres puntos. Algún dulce le había dado en alguna ocasión pero era algo muy puntual como para que derivase en aquello. Me mandó un suplemento de calcio pero ya me avisó que eso no tenía vuelta atrás sino que, en todo caso, ralentizaría el proceso.


No me quedé tranquila, lógicamente. Así que me puse a buscar en mi ciudad un buen Odontopediatra. En cosas importantes no me la juego. Hay que tener en cuenta que muchas clínicas aunque revisan a los niños y los tratan, no tienen especialistas para ello. Yo buscaba que lo tuviera. Un Odontopediatra es un dentista especializado en niños y bebés. Y consideraba que era el más indicado para tratar a mi hijo.

Me estuve informando por si la SS ofrecía este servicio. Y no. En Andalucía el Dentista es gratuito en niños de entre 6-14 años, pero no antes. Así que busqué y rebusqué en internet todas las clínicas de mi ciudad que ofrecían este servicio. Me llamaron la atención varías de ellas así que busqué información más concreta y opiniones. Una de ellas era perfecta porque el especialista en odontopediatria estaba muy formado y, lo más importante, en constante renovación y actualización. Me pareció un punto muy destacable. Llamé para pedir cita y en cuestión de pocos días acudimos.

Me gustó mucho que, pese a ser el típico centro que se encuentra ubicado en un piso, estaba muy cuidado. Se notaba que estaban acostumbrados a tratar con niños por su decoración y la sala de espera que tenían. Estaba llena de recursos para ellos: juegos, pinturas... Aunque no pudimos aprovechar nada porque enseguida nos llamaron.

El médico se veía muy serio pero se notaba que estaba acostumbrado a tratar con niños pequeños. Me hizo tumbarme en la camilla y poner a Bebé Pingüino sobre mi. Le conté lo que pasaba y pasó a observarlo. Para mi sorpresa Bebé Pingüino se portó bastante bien. Pese a la incomodidad que suponía la situación, ya que todo era nuevo para el.

Cuando lo miro me dijo que, efectivamente, eran caries. Y me dijo, igual que el otro médico, por las tres razones que solía ocurrir. Le dije que en nuestro caso no se cumplían. Entonces me preguntó si le daba el pecho. Al decirle que sí me dijo que entonces ese debía ser el motivo, unido a otros factores como puede ser el hereditario o genética. Me explicó que no era el pecho en sí sino la falta de higiene. Al no lavarle los dientes diariamente, los restos de comida y azúcares permanecían en los dientes y, al contacto con la leche materna, se producía una especia de corrosión. Esto ocurría generalmente con la lactancia de por la noche ya que él solía dormirse al pecho por lo que no tragaba toda la leche y los restos podían producir todo esto.

Me gustó mucho su trato y su forma de explicarme las cosas. Me dijo que debía iniciar la limpieza bucal. Al menos dos veces al día. Principalmente por la noche. Me dijo que no usase crema porque se la iba a tragar y no era bueno. Me mandó un colutorio con un poco de flúor para compensar. Pero no para que él se enjuagase, porque se lo tragaría también, sino para que mojase un poco en una gasa y le frotase los dientes un poco con ella. Después debía dejar pasar 30 minutos antes de darle el pecho o cualquier otro alimento. Me dio cita para 6 meses después pero me dijo que si veía que iba a peor lo volviese a llevar.

Me tranquilizó cuando me dijo que aunque los dientes de leche estuviesen así no implicaba que los siguientes fuesen a sufrir la misma suerte. Y también me comentó que salvo que la cosa fuese a peor no recomendaba empastar porque era muy pequeño aún.

No me gustó que me propusiese dejar de darle el pecho. Me dijo que principalmente por la noche. Para que así, después de la limpieza bucal, no hubiese restos por la noche que provocasen más de lo mismo.

Me fui a mi casa con una sensación agridulce. Contenta porque ya estaba en buenas manos y sabía lo que tenía que hacer pero frustrada porque no quería tener que dejar de darle el pecho. Me había propuesto a mí misma que, salvo que algo realmente me lo impidiese, le iba a dar le pecho hasta que él y sólo él quisiese. ¿Era éste un motivo para quitárselo?

Tras esto, estuve comentando lo sucedido y hablando con varios grupos de amigas y fue todo un poco caos. Muchas me dijeron que tenía que hablar con asociaciones de apoyo a la lactancia, que si el médico no sabía de lo que hablaba, que si el pecho no provocaba caries, que buscara otra opinión... Otras me dijeron que hiciese caso a lo que me habían dicho. E incluso alguna que pertenecía a alguna asociación pro lactancia, me mandó información de cómo lo que me había dicho mi médico era cierto. Todo era muy confuso. Busqué información al respecto y sí es cierto que la mayoría de asociaciones de apoyo a la lactancia defendían que la LM no provocaba caries. Pero es que en realidad el médico no me dijo que las caries fueran provocadas por la LM en sí. Él me comentó que pasaba por un cúmulo de cosas, como he dicho antes y si, encima, había falta de higiene e ingería algo, los azúcares ahí presentes hacían de las suyas. Eso era así.

Entre tanta búsqueda me acorde de Lydia, del blog "Una madre en el dentista". La seguía por las redes y leía su blog, sabía que daba muchos y muy buenos consejos sobre higiene dental en los niños así que me dispuse a releer su blog buscando una teoría al respeto. Y lo encontré. En su post, Lydia venía a confirmar palabra por palabra lo que mi médico nos había dicho. Pero para estar más tranquila me animé a escribirle un email explicándole la situación y exponiéndole mis dudas. Ella muy amablemente me respondió e hizo que me quedase mucho más tranquila.

Tengo que decir que la primera noche, tras la visita al odontopediatra, y después de lavarle los dientes a mi hijo por primera vez, decidí iniciar el destete nocturno. ¿Con éxito? No. Él siempre se había dormido con el pecho y, además, hacemos colecho. Todo indicaba que no iba a ser fácil. Intenté aguantar lo máximo posible pero al final acabamos los dos llorando. Él porque quería teta y yo porque quería dársela. No volví a intentarlo más.

Entre otras cosas, la conclusión que saqué de todo esto es que siempre va a haber opiniones para todos los gustos pero al final una tiene que quedarse con lo que más le interese o más confianza le de. Tras consultarlo con Lydia también pedí opinión en el dentista al que iba mi madre. Es un centro de mucho prestigio en Málaga, que también tiene servicio de odontopediatría. Las respuestas fueron las mismas. Un dentista puede no estar en lo cierto pero tres ya eran demasiados, ¿no?

Los primeros días, tras la primera visita al odontopediatra, la higiene bucal no se nos daba del todo mal. Obviamente era muy difícil lavarle bien los dientes pero al menos estábamos cogiendo la rutina. Se dejaba poco, no nos vamos a engañar. Lo más fácil era pasarle luego la gasa. Sin embargo al cabo de pocos días la situación se complicó. Entre su intensidad y su (mi) poca paciencia no había mucho que hacer. Quería lavarse él solo, no me daba pie a nada, y lo único que hacía era chupar el agua del cepillo. Sólo quería mojarlo para chupar. El dentista de mi madre, que sabía la situación, nos regaló dos cepillos-dedal que me parecieron muy útiles pues, aunque Bebé Pingüino ya tenía muchos dientes, podía ayudarme a limpiárselos mejor. Esto funcionó varios días. Hasta que me dio un mordisco.

Le compré una crema sin fluor (por si se la tragaba) para ver si le motivaba más pero lo que hacía era comérsela, claro. La gasa con fluor tampoco funcionaba, porque aunque al principio lo íbamos llevamos mejor, luego me pedía teta antes de que pasasen los 30 minutos de espera.

Sin embargo, poco a poco y con mucha paciencia, parecía que la cosa iba mejor y casi nos habíamos plantado en los dos años. Quedaba poco para la revisión de los 6 meses que habíamos acordado con el Odontopediatra.

Y cuando quedaba poco para eso me empecé a dar cuenta de que uno de los dientes estaba muy feo. Casi diría que fue algo de la noche a la mañana. Así que decidí adelantar esa cita varias semanas. Efectivamente ese diente estaba casi insalvable. Ni siquiera podía empastarlo porque no podía ni limpiarlo. Me dijo que era mejor dejarlo así, salvo que yo notase que le doliese. En ese caso tendría que sacarlo. Pero eso implicaría anestesia y demás, por eso lo de dejarlo tal cual de momento. Sin embargo sí que me recomendó empastar otros 3 dientes y una muela.

Así que estuvimos yendo varios días. Le empastó los dos incisivos centrales superiores, uno lateral y una muela, aunque ésta me dijo que estaba mejor de lo que él había pensado, que sólo era superficial. También empastó la puntita del incisivo lateral que tenía más afectado. Bebé Pingüino se portaba muy bien. Y cada vez que iba, mejor aún. Sólo protestaba un poquito pero lo llevaba bastante bien. 


Desde ese día hemos intentado reforzar la limpieza bucal pero hay días que es realmente difícil, la verdad. Los empastes le han salvado la mayor parte de la boca, cosa de la que me alegro. Pero, a sus dos años, ya le falta casi un diente. Y es que, el incisivo lateral que estaba tan mal, acabó partiéndosele y sólo le queda un mini trozo que, salvo que le duela, se quedará ahí hasta que se le caiga (espero que) dentro de unos años.

Así que sí, la higiene dental es muy importante. Y lo es desde el inicio. A veces no nos damos cuenta o pensamos que no les va a afectar siendo tan pequeños pero siempre es mejor prevenir que pasar por todo esto, os lo aseguro. Aunque obviamente cada niño es un mundo y a todos no les afectan las mismas cosas de la igual forma. Probablemente en el caso de Bebé Pingüino hubo un cúmulo de cosas encabezadas por la genética o por tener mayor predisposición a ello. Sin embargo, hemos tenido la gran suerte de que nada de ello ha venido acompañado de dolor y eso, al menos, ha sido un gran alivio.


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¿Os habéis visto en una situación similar? ¿Habéis llevado a vuestros hijos, tan pequeños, al odontopediatra? ¿Desde qué tiempo habéis iniciado el cuidado bucal?

6 comentarios:

  1. Nosotros empezamos con la limpieza pero nos costaba y se nos hacía pesado pero vamos, después de leerte me voy a poner seria. A mí me dijeron lo del bibe y la caries, no tanto por el bibe, sino por lo de quedarse dormido con leche en la boca. El se lo toma pero hasta medoa hora después no se duerme por lo que sigamos, q no se le quedan tantos restos pero igualmente menpondre seria. Nos tienes q contar en otro post como es empastar dientes a un peque de 2 años porque con Eloy sería imppsiboe. Cuentanos

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    1. Pues es más sencillo de lo que parece y eso que Bebé Pingüino se está poco quieto, pero allí lo e,stuvo ¡pobrecito mío! Los niños suelen sorprendernos mucho! Sí, la higiene dental, sin duda, es fundamental y aunque suele hacerse pesado porque ellos prefieren jugar, hay que insistir!

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  2. Madre mía menuda odisea. Yo la verdad tengo en parte suerte que a mis hijos les han salido los dientes más tarde, pasado el año.
    Yo con el mayo si empecé a lavarle incluso antes de tener dientes para que se acostumbrase... Y no sirvió de nada. Cuando le salieron los dientes le debía molestar y ya no se dejaba xD. Intente llevarle al dentista como con año y medio y no le quisieron mirar, dijeron que era muy pronto. Luego con el cepillado, se fue haciendo complicado y no abría bien la boca para limpiarle. así que supongo que por eso, al final acabó con caries en dos de las muelas del fondo. Eso, si no le molestan. Cuando me di cuenta como con 3 años y pico lleve que le vieran. Ahora vamos cada 3 meses a que le pongan flúor. No han dicho nada de empastar de momento...

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    1. Claro, es que el problema también viene en que cada profesional es un mundo y le gusta proceder de una forma determinada. Lo importante en vuestro caso es que por suerte no le duelen. Y aunque ahora hablamos de dientes de leche es importante seguir estas recomendaciones y lo que hacéis para que vaya cogiendo un hábito y cierta rutina de cara a los dientes posteriores.

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  3. Por favor, podrías decirnos el nombre del odontopediatra? Estamos en una situación similar con mi hijo de 19 meses y nuestra odontopediatra en principio parece que no quiere empastar y veo que a la larga las caries irán a más, solo le hacen los baños de flúor pero para mí esa no es la solución , pienso que debe tratarse cuánto antes. Muchas gracias!

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    1. Hola! Mándame un privado o un email y te lo digo! De todas formas, por lo que he ido viendo, la mayoría no son favorables a empastar salvo que no quede otro remedio. Un abrazo.

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